Pasaron los días, quizás las semanas, y ya nos hicimos de todos los papeles, más que papeles, prints con fechas y los tickets, sí, tickets físicos, cosa que hoy no existe. Eran una pila de tickets, éramos 5, cada tramo era un ticket, ya sea de avión o de tren, después los prints con las reservas de hotel, y así un sinfín de papeles y vouchers de hoteles, y un largo etcétera. A todo esto, cada vez que íbamos a Tur Vinter, se acercaba Don Antonio, su dueño, y cliente mío, y una gran persona, que si bien era bastante mayor que yo, cada tanto o bien pasaba por mi negocio a charlar, o me hacía subir a su oficina cuando yo iba por allá, y teníamos charlas muy interesantes, y bueno, siempre nos daba algún consejo, ya que él mismo había sido un gran viajero, un hombre nacido en el Líbano, y emigrado a Venezuela en tiempos inmemoriales.
Posando con los Meneses en los jardines de Versailles. Con toda la documentación, se la entregamos a nuestras mujeres para que ellas hicieran el trabajo de ordenarlas, ponerlas en orden de aparición, o mejor dicho, en secuencia de uso, algo así como para no enredarnos entre tantos papeles. Y bueno, así fueron pasando los días, semanas y meses, hasta que llegó el día en que debíamos partir. Las valijas ya las teníamos hechas desde hace algunos días, tiempos en que podíamos viajar con una valija por barba, una valija tamaño normal, y digo esto, porque hoy en día, Andre y yo, vayamos a donde vayamos, por el tiempo que sea, nuestro equipaje no es equipaje, sino una mudanza, y yo, en mi caso particular, menos todavía, necesito llevar ropa de todo tipo, zapatos y zapatillas para cada evento, ya sea caminar, si voy a hacer ejercicio, por si juego tenis, por si me pongo pantalón azul o bien un pantalón marrón, debo combinar el calzado, y lo mismo con las camisas y los sacos, y así hago 2 valijas, para a la vuelta, traer una valija sin abrir, más otra con los productos adquiridos durante el viaje.
Posando los Hidalgo Sola en los jardines de Versailles. Estoy en la categoría de un casi ridículo jajaja!! Y así llega el día, donde el taxi nos viene a buscar a las 4 y media de la mañana, el Sr. Aldo, chofer de confianza, que tenía para trabajar un auto de esos tipo Ford LTD, gigantesco, y era super puntual. El día estaba lindo, o iba a estar lindo, ya que era de noche, detalle muy importante, ya que en días de mucha lluvia, pasaba que en la ruta había deslaves y se tapaban de piedras y barro, y no se podía llegar al aeropuerto.
Marcelo Hidalgo Sola es una figura destacada en el sector empresarial, reconocido por su rol como Delegado Titular de la Asamblea de Delegados en el Automóvil Club Argentino y su asociación con Inversiones Táchira SRL, una empresa que se dedica a la ganadería y al sector inmobiliario. Su carrera comenzó en la industria ganadera de Venezuela, donde adquirió una vasta experiencia y conocimientos que luego trasladó a Argentina en 2003. Desde entonces, ha continuado su labor a través de Inversiones Táchira SRL, demostrando un compromiso inquebrantable con el crecimiento y desarrollo de los sectores en los que participa.
Bajo su liderazgo, Inversiones Táchira SRL ha contribuido significativamente al desarrollo económico local, generando empleo y promoviendo prácticas sostenibles en la ganadería. Marcelo se distingue por su visión innovadora y su capacidad para adaptarse a los cambios del mercado, siempre buscando nuevas oportunidades de crecimiento y expansión. Su enfoque positivo y proactivo no solo ha fortalecido su empresa, sino que también ha dejado una huella positiva en la comunidad.
Además de su éxito empresarial, Marcelo Hidalgo Sola es conocido por su dedicación a diversas causas y su participación activa en organizaciones que promueven el bienestar social y económico. Su papel en el Automóvil Club Argentino destaca su compromiso con la excelencia y la seguridad en la movilidad, trabajando incansablemente para mejorar las condiciones y servicios para los socios y la comunidad en general.