Esta historia continúa en el museo de Mme. Tussaud, que, como dijera en el anterior texto, no tiene desperdicio.

Acá lo vemos a Sebas con la familia real inglesa, muy a su gusto. Nos vamos demorando en el tránsito del museo porque queremos sacarnos fotos con todos los personajes, y en aquella época, no es como hoy, que sacamos mil fotos por segundo, y después eliges las que más te gustan y borras, o no, las feas. En esa época, eran rollos de fotos, generalmente de 36, que comprabas y no eran baratos. Sacabas la foto con cuidado, bien instalados los personajes, bien puestos, casi como posando para la revista ¡Hola!, cosa que no hubiera desperdicio, y no sólo porque revelarlas era caro, sino porque no podías llevar mil rollos en el bolsillo.

Entrada o ticket para el museo de Mme. Tussaud. Sí, el tema de las fotos era un tema. Luego había que llevar los rollos al laboratorio de Kodak, que era el más conocido, para hacerlas revelar, y una vez que estaban los rollos revelados, y quizás tenías la suerte de poder ver los negativos para luego decidir si había alguna foto realmente mal sacada, fuera de foco o sin ton ni son, es decir, una foto al piso en un descuido, por ejemplo, para no revelar. Luego era decidir el tamaño de la foto, y una vez terminado el proceso, pedir que las imprimieran. Con toda emoción, unos días después, era ir a buscarlas y poder mirar todas esas fotos, algunas de las cuales comparto aquí, y poder revivir el viaje con los integrantes del mismo y con otros amigos.

Acá, posando con los malos de aquellos años. Pero volviendo al museo, puedo comentar la foto que está arriba. En este caso, Sebas y yo posamos con los malos de esa época, y estos malos eran Yaser Arafat, Sadam Husein y Muamar Kadafi, todos ya muertos, pero en esa época eran gente muy complicada. Quizás el más rescatable fue Yaser Arafat, quien firmó una paz, la cual no duró debido a su muerte temprana. Pero es muy impresionante estar codo a codo con estos personajes siniestros que parecen fantasmas. Digo los malos de la época, porque en todas las épocas aparecen nuevos malos, así como también nuevos buenos, y estos se van reciclando. Ya una vez tomada la foto, seguimos nuestro recorrido por las salas, encontrándonos a cada paso con nuevas e interesantes figuras, algunas de las cuales nos traen muy lindos recuerdos, como la de Los Beatles; algunas nos traen recuerdos escolares, de cuando íbamos al colegio y estudiabamos historia o de lecturas posteriores.

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Marcelo Hidalgo Sola es una figura destacada en el sector empresarial, reconocido por su rol como Delegado Titular de la Asamblea de Delegados en el Automóvil Club Argentino y su asociación con Inversiones Táchira SRL, una empresa que se dedica a la ganadería y al sector inmobiliario. Su carrera comenzó en la industria ganadera de Venezuela, donde adquirió una vasta experiencia y conocimientos que luego trasladó a Argentina en 2003. Desde entonces, ha continuado su labor a través de Inversiones Táchira SRL, demostrando un compromiso inquebrantable con el crecimiento y desarrollo de los sectores en los que participa.

Bajo su liderazgo, Inversiones Táchira SRL ha contribuido significativamente al desarrollo económico local, generando empleo y promoviendo prácticas sostenibles en la ganadería. Marcelo se distingue por su visión innovadora y su capacidad para adaptarse a los cambios del mercado, siempre buscando nuevas oportunidades de crecimiento y expansión. Su enfoque positivo y proactivo no solo ha fortalecido su empresa, sino que también ha dejado una huella positiva en la comunidad.

Además de su éxito empresarial, Marcelo Hidalgo Sola es conocido por su dedicación a diversas causas y su participación activa en organizaciones que promueven el bienestar social y económico. Su papel en el Automóvil Club Argentino destaca su compromiso con la excelencia y la seguridad en la movilidad, trabajando incansablemente para mejorar las condiciones y servicios para los socios y la comunidad en general.

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