“Amanecimos en Villa Gral. Belgrano, provincia de Córdoba, en un día maravilloso. Nos reunimos en el comedor para desayunar, donde nos ofrecieron una variedad de masas y facturas al estilo alemán, además de excelentes fiambres como jamón, salame, leverbusch y otras delicias. Una vez finalizado el copioso desayuno, bajamos y cargamos el equipaje en la Jeep Cherokee y la Land Rover Discovery, liquidamos la cuenta y nos pusimos en marcha.

Imponente auditorio en la ciudad de Villa María, atravesarla era un tema, al igual que Marcos Juárez y otras poblaciones menores, toda la zona más productiva de Argentina después de la provincia de Buenos Aires. En aquellos tiempos, la autopista de la ruta #9 era aún quizás un plan o una aspiración, por lo que íbamos bastante despacio. Al llegar a la circunvalación de Rosario, que tampoco tenía la magnitud de hoy, ya nos sentíamos más en casa.

Vista de una ciudad junto a un cuerpo de agua

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Centro de la ciudad de Rosario , sobre el Rio Parana

En el centro de la ciudad de Rosario, sobre el Río Paraná, finalmente nos subimos a la autopista #9. Al poco tiempo, llegamos a la isla de la estación de servicio YPF, donde repostamos – hay que recordar que esta Jeep Cherokee tenía un motor de 6 cilindros y 4 litros – por lo que consumía mucha gasolina como un Jumbo 747, pero tenía un tanque bastante grande, de más de 70 litros, lo que le daba una autonomía de unos 400 km transitando a 130 o 140 km/h. Fuimos al restaurante, tomamos un café y allí nos despedimos de Nico con un fuerte abrazo, y con la promesa de realizar otro viaje, más largo e interesante, ya que la Jeep Cherokee se quedaría en Buenos Aires hasta el año siguiente, esperando esa próxima aventura.

Arrancamos, ya comenzaba a caer la tarde, y nos esperaban para cenar en Buenos Aires. En esa época, como he mencionado, no había ni por asomo el tráfico de hoy, es más, era bastante escaso el número de vehículos que circulaban, así que aprovechamos la soledad de la autopista, pusimos la Cherokee a 160 o 170 km/h con el control de crucero, y en menos de dos horas estábamos cenando en Happening de Costanera Norte.

Aquí termina este viaje, pero en el año 2001 viene otro que ya he contado, y que es a Cuzco, pero eso es otra historia.