Comimos muy bien, los piscos estaban impecables, y luego nos fuimos a bañar y a la cama, ya que el día siguiente sería muy largo. Al amanecer, desayunamos como siempre, sin nada muy especial. Hicimos el check-out, cargamos las camionetas y partimos, despidiéndonos también de la ciudad de Cusco. Emprendimos camino hacia el Cañón del Colca, un sitio mágico donde vuelan los cóndores, y con suerte, los veríamos volar. Salimos muy temprano, ya que la posibilidad de verlos es mayor antes del mediodía, y la ruta hacia este cañón es de montaña y tierra, lo que hace que el tránsito sea muy lento. Pero con fe, encaramos la ruta, y después de unas largas horas, llegamos al mirador del Cañón del Colca, sorprendiéndonos de la cantidad de vehículos —había unos 4 o 5, algunas motos y varias bicicletas—, una multitud que no esperábamos encontrar. Lo más curioso es que los únicos americanos allí éramos nosotros; todos los demás eran franceses, alemanes, holandeses. La presencia de bicicletas nos causó mucha curiosidad, pues llegar hasta allí, con esas subidas tan empinadas y por caminos de tierra, debió haber sido un enorme esfuerzo.

Aquí pudimos ver al cóndor en toda su magnitud. Entre la gente, había como una consigna de hacer silencio y pocos movimientos para no asustar a los cóndores.

Detalle del ala del condor

 Así estuvimos una o dos horas, hasta que aparecieron los primeros cóndores, lo que suscitó una ola de suspiros y calladas aclamaciones entre la gente apiñada al borde del precipicio, con sus cámaras de fotos y alguna que otra filmadora, tratando de capturar las mejores tomas.

El infaltable mercado de artesanías , en cada sitio de interés , este en el Colca

El infaltable mercado de artesanías en cada sitio de interés, este en el Colca, nos retuvo alrededor de una hora, hasta que los cóndores se fueron y ya no había más que hacer allí. Así que retomamos los vehículos para continuar la ruta hacia Arequipa, haciendo una escala cerca del Cañón, donde había aguas termales, algo que nos alegró bastante para sacarnos el frío y el cansancio. Después de Arequipa, ya tocaba el viaje de regreso a Buenos Aires, lo cual no era precisamente un paseo. Llegamos al hotel, nos registramos, fuimos a los cuartos y, de inmediato, nos pusimos los trajes de baño, tomamos unas toallas y nos dirigimos a las piscinas de agua termal. Para llegar, había que bajar unas largas escaleras, más de 200 metros, que llevaban al borde del río, donde estaban las piscinas. Nos sumergimos en el agua, flotamos durante aproximadamente una hora, y ya oscurecía; el día era muy corto. Decidimos salir para ir a los cuartos, bañarnos, vestirnos e ir a comer, ya que estábamos hambrientos. Habíamos pasado todo el día en movimiento, y ni siquiera habíamos llevado un sándwich para estas emergencias, así que el hambre fue lo que finalmente nos sacó de la piscina.

Marcelo-Hidalgo-Sola https://marcelohidalgosola.com.ar

Marcelo Hidalgo Sola es una figura destacada en el sector empresarial, reconocido por su rol como Delegado Titular de la Asamblea de Delegados en el Automóvil Club Argentino y su asociación con Inversiones Táchira SRL, una empresa que se dedica a la ganadería y al sector inmobiliario. Su carrera comenzó en la industria ganadera de Venezuela, donde adquirió una vasta experiencia y conocimientos que luego trasladó a Argentina en 2003. Desde entonces, ha continuado su labor a través de Inversiones Táchira SRL, demostrando un compromiso inquebrantable con el crecimiento y desarrollo de los sectores en los que participa.

Bajo su liderazgo, Inversiones Táchira SRL ha contribuido significativamente al desarrollo económico local, generando empleo y promoviendo prácticas sostenibles en la ganadería. Marcelo se distingue por su visión innovadora y su capacidad para adaptarse a los cambios del mercado, siempre buscando nuevas oportunidades de crecimiento y expansión. Su enfoque positivo y proactivo no solo ha fortalecido su empresa, sino que también ha dejado una huella positiva en la comunidad.

Además de su éxito empresarial, Marcelo Hidalgo Sola es conocido por su dedicación a diversas causas y su participación activa en organizaciones que promueven el bienestar social y económico. Su papel en el Automóvil Club Argentino destaca su compromiso con la excelencia y la seguridad en la movilidad, trabajando incansablemente para mejorar las condiciones y servicios para los socios y la comunidad en general.

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