Terminada nuestra visita al Cusco y sus sitios más icónicos, emprendemos el regreso a Buenos Aires.

Explorando el impresionante Cañón del Colca y sus desafíos

El camino elegido es volver hacia el Pacífico, tomando luego la ruta hacia Juliaca para luego dirigirnos hacia el Oeste, hacia el Cañón del Colca, donde vuelan las águilas. La ruta es bastante áspera y montañosa, con algunas vistas muy espectaculares. Llegamos al hotel cerca de Chivay, sobre el río Colca, al caer la tarde, estando a unos 3.000 metros de altura sobre el nivel del mar. El hotel tenía una piscina de aguas termales, a donde fuimos en cuanto nos alojamos, disfrutando de sus aguas calientes hasta entrada la noche. El problema fue que al salir de la piscina, la temperatura había bajado a un solo dígito, por lo que tuvimos que correr unos 500 metros cuesta arriba hasta nuestras habitaciones, con la agitación no solo de la carrera, sino también de la falta de oxígeno a esa altura y el frío que nos calaba los huesos. Pudimos entrar a nuestro cuarto con Sebastián e inmediatamente nos metimos en la ducha con abundante agua caliente para calentarnos. Una vez recuperados, nos dirigimos al comedor con hambre y pedimos unos piscos para calentar el estómago.

Descubriendo la encantadora ciudad colonial de Arequipa

Al día siguiente, nos levantamos y luego de un abundante desayuno, nos dirigimos a nuestros autos para retomar la ruta, haciendo una parada en el mirador sobre el cañón para observar a las águilas en su vuelo, lo cual fue una experiencia muy conmovedora. Había una docena de turistas, la mayoría extranjeros, principalmente europeos. Una vez satisfechos con la vista, decidimos continuar el viaje sin ninguna otra parada prevista hacia nuestro destino de Arequipa. La ruta seguía siendo bastante regular en su estado, por lo que el avance era lento, pero logramos llegar a Arequipa a buena hora para alojarnos y poder hacer un recorrido por esta hermosa ciudad colonial, donde se conservan varios edificios de época en muy buenas condiciones. Su plaza central era encantadora y por la noche cenamos en un restaurante en el primer piso con vista a la plaza. Nos hubiera gustado quedarnos un día más en la zona, pero ya teníamos pasaje de regreso a Venezuela en pocos días, así que no nos quedaba tiempo para seguir paseando. Al día siguiente, desayunamos y nos despedimos del grupo, ya que ellos iban a hacer algunas paradas más y nuestro regreso debía ser más rápido, por lo que, aunque la ruta de regreso era la misma, los tiempos eran diferentes. Tomamos nuestra Cherokee y emprendemos el regreso, pasando por Tacna, luego la frontera con Chile, donde nos demoramos un rato por los controles de sanidad. Pasamos por Arica, Iquique y hacemos noche en Calama. Al día siguiente, entramos a San Pedro de Atacama para hacer los trámites migratorios chilenos y luego salir hacia el paso de Jama, Argentina, donde realizamos los trámites de ingreso y continuamos el viaje hacia Purmamarca. En ese entonces, si bien tenia su cerro de 7 colores , era un pobre caserío , con ruta de tierra . Continuamos camino , Salta , Tucumán , Santiago del Estero , Rafaela , Rosario , y por fin Buenos Aires .