Se hace la mañana, desayunamos y nos vestimos apropiadamente para la excursión del día de hoy, a navegar por el lago Titicaca y a ver y pisar las islas flotantes de los Uros, que son un conjunto de superficies artificiales habitables construidas de totora, una planta acuática que crece en la superficie del lago Titicaca. Hay que recordar que estamos a más de 4.000 metros de altura, por lo que las diferencias térmicas del día a la noche son muy importantes, por lo que hay que llevar ropa liviana para andar durante el mediodía.

Navegando por el lago Titicaca

Llegamos al puerto y ya nos esperaba la lancha de turismo con la cual íbamos a hacer el paseo. Acto seguido, embarcamos y después de que el capitán nos da las instrucciones de seguridad para la navegación, las cuales no tienen mucha novedad, y nos provee de salvavidas a cada uno, largamos amarras y partimos en nuestra travesía lacustre.

Lo primero que nos llama la atención es ver esa inmensidad de agua entre montañas y ese cielo tan luminoso, y el aire se siente distinto cuando te pega en la cara, tiene otra densidad. Así vamos recorriéndolo, con Bolivia al este y Perú hacia el poniente, y nos vamos acercando a un Uro pequeño. Nos bajamos, obviamente los habitantes son parte del equipo del tour, por lo que todos saben lo que deben hacer, ofrecer, decir y callar. Pisar esa totora es muy impresionante, sabiendo que abajo está el agua.

Explorando las islas flotantes de los Uros

Nos despedimos y continuamos hacia otro Uro, uno que en apariencia es como un pueblo chico y debe ser de los Uros más grandes del lago. En este hay varias viviendas construidas con la misma totora y hasta una escuela. Ni bien nos bajamos y empezamos a recorrerlas, entendemos por qué nos recomendaban llevar unas botas de goma, cosa que no teníamos, y es porque al internarse en la isla, hay ciertas partes que van cediendo al peso de sus habitantes y visitantes, así como de las viviendas y otros enseres. Por lo que, al pisar, esta cede y entra el agua, o mejor dicho, esta baja a nivel del agua y, en algunos casos, el agua te puede llegar a los tobillos. Los habitantes de estas islas, obviamente, andan en sandalias o descalzos durante el día, por lo que no es un inconveniente para ellos. Y eso es así, como el que vive sobre la arena o quien vive en un bosque, están claros de sus pros y sus contras.

En esta isla nos ofrecen un almuerzo, el cual se come todo con la mano, muy sabroso, todo en base a maíz y pescado del lago. “Pesca del día”, te dirían en un restaurante costero. Ya finalizado el tour por esta última isla, volvemos a embarcarnos y llegamos al puerto cayendo la tarde, ya bastante fresco, por lo que nos subimos rápidamente a nuestros vehículos y vamos al hotel a alistarnos para la cena.