Explorando La Paz, El Alto y Tiwanaku
Salimos a recorrer la ciudad, muy interesante en su aspecto histórico, con el Palacio del Quemado como sede del Gobierno, es una de sus atracciones. Por supuesto, su catedral siempre es punto de atracción, su teleférico hacia El Alto, barrio popular de la ciudad, y cantidad de edificios de época la hacen una ciudad muy atractiva. Luego empezamos a bajar hacia el valle, que es donde se van instalando las familias más acomodadas, siendo así barrios más nuevos y modernos, ya que la gente va buscando un poco menos de altura para su vida diaria. Finalizamos la recorrida, bastante agotadora para hacerla en 1 solo día, y ya cayendo la noche decidimos ir a cenar y a terminar el día, para recomenzar al día siguiente, donde tendríamos una jornada larga, no solo por el trayecto y la parada obligatoria de Tiwanaku, sino que debíamos hacer frontera con Perú, ya que nuestro destino era Puno, sobre el lago Titicaca.
Descubriendo la ciudad de La Paz y su fascinante historia
Salimos temprano de nuestro hotel, después de un abundante desayuno, pero la ciudad ya estaba bullendo. Al igual que en Venezuela, Brasil o Colombia, las actividades comienzan muy temprano, al igual que en el norte de nuestro país. Vamos subiendo hacia El Alto, el cual atravesamos para dirigirnos a la carretera que nos llevaría a Tiwanaku. Una vez sobre ella, la ruta es bastante buena y tranquila. Llegamos a Tiwanaku, y es realmente sorprendente las ruinas de lo que fue esta civilización.
Al rato seguimos hacia Desaguadero, donde está la frontera con Perú, la cual alcanzamos en poco tiempo. Una vez ahí, gestionamos la salida de Bolivia, todo bien, avanzamos hasta la frontera Peruana, y empiezan con que si el seguro, que si la licencia internacional y que patatín pataté. El asunto es que al rato, terminamos los trámites, y seguimos viaje hacia Puno, donde teníamos nuestro alojamiento.
Cruzando la frontera y llegando a Puno
La ruta era bastante buena, pavimentada, angosta, pero se dejaba andar. Son unos 150 kilómetros, y en unas horas, paradas mediante para deleitarnos con el paisaje -vale decir que son lugares a los que uno probablemente no volverá a pisar en el resto de su vida-, llegamos a Puno, sobre el lago Titicaca, el lago más alto del planeta, a más de 4.000 metros de altura. Para nuestra sorpresa, el hotel era muy moderno, del tipo norteamericano, con las comodidades estándar de ellos. Llegamos hacia la tarde, hay que recordar que los días son más cortos en esas latitudes, por lo que caminamos un rato para estirarnos y después ir a comer, ya que andábamos en blanco desde el desayuno.
Visitando las islas flotantes de los Uros
Al otro día, teníamos ya programado un paseo por el lago Titicaca, con la visita a las islas flotantes de los Uros, hechas con totora, una especie de junco de la zona.
Regresamos al hotel, nos relajamos con alguna bebida y, ya dispuestos a cenar, nos dirigimos rápidamente al restaurante del hotel donde disfrutamos de una cena abundante. Mañana en la mañana saldremos hacia las islas flotantes, pero eso es otra historia.
Marcelo Hidalgo Sola es una figura destacada en el sector empresarial, reconocido por su rol como Delegado Titular de la Asamblea de Delegados en el Automóvil Club Argentino y su asociación con Inversiones Táchira SRL, una empresa que se dedica a la ganadería y al sector inmobiliario. Su carrera comenzó en la industria ganadera de Venezuela, donde adquirió una vasta experiencia y conocimientos que luego trasladó a Argentina en 2003. Desde entonces, ha continuado su labor a través de Inversiones Táchira SRL, demostrando un compromiso inquebrantable con el crecimiento y desarrollo de los sectores en los que participa.
Bajo su liderazgo, Inversiones Táchira SRL ha contribuido significativamente al desarrollo económico local, generando empleo y promoviendo prácticas sostenibles en la ganadería. Marcelo se distingue por su visión innovadora y su capacidad para adaptarse a los cambios del mercado, siempre buscando nuevas oportunidades de crecimiento y expansión. Su enfoque positivo y proactivo no solo ha fortalecido su empresa, sino que también ha dejado una huella positiva en la comunidad.
Además de su éxito empresarial, Marcelo Hidalgo Sola es conocido por su dedicación a diversas causas y su participación activa en organizaciones que promueven el bienestar social y económico. Su papel en el Automóvil Club Argentino destaca su compromiso con la excelencia y la seguridad en la movilidad, trabajando incansablemente para mejorar las condiciones y servicios para los socios y la comunidad en general.